LA CAÍDA DE UN ANGEL
Eran los inicios de la época del caos; las razas empezaban a pelear y a asesinarse unas a otras; había acabado la paz entre las multitudes, todo era muerte y desolación…. Actualmente no ha cambiado, pero lo narraré pues hoy se me ha calvado el recuerdo.
La noche que sucedió, era de obscuridad sin Luna, las estrellas brillaban tenuemente en el espacio de mortuorios aires, pero su luz era ocultada por el paso de la nube en lluvia. Las alianzas estaban hechas, pero aun no decididas, nosotros seguiríamos a Jihad, que según los antiguos merecía la confianza para guiar al linaje, en esta gran guerra que no acabaría.
La alianza estaba pactada entre los Ángeles negros y los demonios, la misma sangre en diferente molde. Grandes batallas habían sido ganadas por los míos, sin importar que aun portaba la juventud de la beligerancia, mi crianza había sido dura, y el cargo que ostentaba era el de Capitán de armas, a la mano de mi hermano Zareth.
Esa noche de perpetua sombra, me encontraba con Galidel, habíamos salido del portal del Crepúsculo dejando en él a lo que amábamos; Maliadel, una hermosa ángel de ojos de luna, profundos y perdidos en el sosiego de la tristeza, de fina y delgada blancura con unas largas alas negras caídas por el peso de la existencia; ella vestía de blanco esa noche y Aryan una dulce vampiresa de ojos de ámbar, hija de Blake Toredo, perteneciente ahora a los antitribu de lo que fue antes de la revuelta un Ventrue. Ella era la razón que ocultaba a los míos y que ocupaba cada minuto, tenía con ella una deuda de vida.
Nuestra búsqueda era un poderoso miembro de la Camarilla que respondía al nombre al nombre de Evgeni, era un enviado de Marcus que debíamos asesinar. Creímos que estarían seguras, pero jamás contamos con el cambio de planes del Jihad, quien rompió la alianza y envió a Baital, hermano de casa de Zareth y algunos hombres en busca de Maliadel y todo ángel que encontraran en camino. Aún no sé la razón de la permuta en el designio, y el hecho hace hervir mi sangre. La noticia llegó a nosotros con vía del viento; los árboles nos lo dijeron, empezó entonces una lluvia cortada que se convirtió en tormenta, el volar no fue nada sencillo, debíamos salvarles…
A pesar de utilizar todos los medios a nuestro alcance para evitarlo, llegamos tarde…Maliadel; Maliadel había sido atravesada con una espada por el vientre. Galiadel no entró siquiera al pórtico, él fue directo en búsqueda de Calvhien, el mejor medico que conozco, es amigo antiguo de mi mentor Khaziel.
-Al seguir mi mandato le negué a un buen amigo la oportunidad de ver por última vez en vida a su amada-…. Cuando entre al salón ella estaba postrada en suelo en un mar de carmín, un mar de rosas en primavera… sobre un vestido blanco, aún emitían sonido sus labios, e intentaban en grito ahogado pronunciar un nombre… mi nombre!! Laindal, Laindal, -lo dijo dos veces- me arrodillé ante ella diciéndole que estaba a su lado, tomando su mano helada de muerte que igualaba el frío de la mía, su otra mano acarició mi rostro. Y me dijo:
-Mi querido amigo, donde han estado. Galiadel donde esta él, - su voz lloraba tanto como sus ojos, con las alas caídas de tristeza- Debo decirte que mi cariño hacia ti no es el mismo; no me lamento de haberte de conocido, pues encontré la manera de amar al mismo tiempo a dos seres.
Le recosté sobre mi y abrazándola juré que vengaría su muerte, mi promesa era matar a uno de mis hermanos de sangre, con esto seria condenado- pues poco después lapidaría a Baital en pelea limpia y con ello ganaría la venganza de Zareth- … pero habría de cumplirlo. La razón era el asesinato de una amiga, un cariño superior, una aliada…
La llegada de Galiadel fue poco después, me halló gritando en sonoro tono, junto al inerte cuerpo de Maliadel... jamás me perdonó haberle negado la oportunidad de verle viva por última vez, él se asió a ella abrazándola y besándola, le dije a mi camarada que ella había expresado que le amaba, -no conté pormenores, no hacían falta,- bastante daño habían causado ya mi raza y yo mismo.
Era una noche sin luna ya lo he mencionado, salí en busca de Aryan, aún sentía su presencia intacta la encontré inconsciente en el interior de la Cascada fuera del pórtico sus ropas estaban impregnadas de agua y sangre, pero ella estaba ilesa, la cargué en brazos y entré al Crepúsculo donde Galiadel aún estaba con su amada. Debía llevar a Aryan a Chambord y buscar un refugio seguro para mi buen amigo, antes de que efectuar el ceremonial de muerte para mi ángel, aquel ser de ojos melancólicos que se fueron de la existencia por mi causa.